La conquista del Castillo D'Acher

Estamos en pleno invierno. Ya han caído los primeros copos de nieve en los Pirineos. Pero todavía hay esperanzas para los amantes del ciclo alpinismo. El mal tiempo ha concedido una tregua, una última oportunidad de poder rodar en altura por los Pirineos. Las grandes tormentas todavía no han llegado, pero es solo cuestión de tiempo para que se cubra completamente de blanco esta cordillera montañosa que separa España y Francia. Cuando esto suceda tocará esperar hasta primavera para ciclar por las montañas más altas. ¡Así que no queremos dejar pasar esta última oportunidad!

El objetivo de hoy es ambicioso, la ruta que pretendemos hacer es larga y dura. Los días son cortos y no podemos perder tiempo. Aunque de momento no está lloviendo hace un frío que pela. Vestidos con nuestras mejores prendas de invierno, hemos cargado las bicis y nos dirigimos al bosque de Oza. Desde allí, rodearemos el Castillo D’Acher, una de las formaciones montañosas más singulares del pirineo. Esta imponente formación rocosa, de 2384m en su punto más elevado, guarda una especie de valle inclinado en su interior, flanqueado por una línea aserrada de pequeñas cimas. Su nombre no podría ser más adecuado.

El Bosque de Oza nos recibe con una estampa preciosa. Las hojas de los árboles, de tonos ocres, amarillos y naranjas, aún no han caído. Más que en invierno parece que estamos en otoño. Aparcamos, descargamos nuestras bicis y nos ponemos en marcha. Empezamos la ruta pedaleando por una pista ascendente que sigue el transcurso del río Aragón Subordán. La pista no es muy pronunciada y esto nos permite apreciar el espectacular entorno que nos rodea.

Tras más de una hora pedaleando llegamos a un collado donde la pista se convierte en sendero y el paisaje cambia. Hemos dejado atrás los bosques y sin darnos cuenta nos hemos adentrado en un precioso valle por el cual el río dibuja unos meandros exagerados. Un bonito sendero nos lleva hasta lo más profundo del valle de Aguas Tuertas. Atravesar el Humedal de Aguas Tuertas nos lleva su tiempo, pero el sendero es fácil, estamos cómodos y disfrutando de la ruta.

A pesar de que todo transcurre según lo previsto, parece que nuestra suerte va a durar poco... El tiempo ha cambiado de repente justo antes de comenzar la última parte y más dura de la ascensión al Puerto de Acher. El cielo se ha cubierto y puede que empiece a llover. O peor aún, a nevar. ¿O quizás mejor? Nos gusta la aventura, conocemos muy bien la ruta y la chaqueta Elite Pro nos protege de las bajas temperaturas. ¡No hay por qué preocuparse!

“Tramos de rocas imposibles, zonas muy empinadas y partes muy fluidas construyen la bajada del Castillo d´Acher”

Cargamos nuestra bici a la espalda y empezamos el porteo. Esta ascensión es dura, pero transcurre por un sendero precioso, sobre todo en la parte final. Aunque a ratos se puede pedalear, la mayoría del tiempo nos toca cargar con la bici o empujarla. Hemos tardado lo suyo, pero el esfuerzo ha merecido la pena. Hemos llegado al punto más elevado de la ruta y por fin tenemos el Castillo D’Acher frente a nosotros.

Toca ajustarse perfectamente nuestro casco Xenda. ¡Se avecinan curvas! Nos espera una bajada larguísima de más de 5 kilómetros y 1.000 metros de desnivel. El sendero de bajada tiene zonas muy difíciles con algunos tramos de rocas imposibles y partes muy muy empinadas. Otras, sin embargo, son muy fluidas y las vistas sobre el bosque de Oza y las montañas de alrededor son impresionantes.

Durante la bajada hemos parado varias veces; es una bajada compleja y nos hace falta descansar. Pero también para decidir la trazada apropiada en las secciones más técnicas. Y por supuesto, en ocasiones para admirar el impresionante paisaje que nos rodea.

¡Media hora de bajada! ¡Fin de la aventura! Mientras los últimos rayos de sol del día cubren nuestra cara, tenemos la sensación de haber realizado una de las rutas más épicas de la temporada. Ha sido una jornada extenuante, pero sin duda ha merecido la pena.

Tras la dura conquista, dejamos atrás las imponentes murallas naturales del Castillo de D´Acher. Pronto la nieve habrá cubierto todos los Pirineos. Para volver a pisar estas tierras tendremos que esperar hasta la próxima primavera.